Puede resultar raro saber que te hacen fotos desde el otro lado de la calle cuando tu no te das cuenta, parece el guión de una pelicula de terror, tal vez de escalofrios solo pensarlo.
Lo que hace la fotógrafa estadounidense, Gail Albert Halaban, es espectacular, aunque pueda sonar morboso. Capta la vida cotidiana de personas como cualquier de nosotros y la refleja en sus fotografías.
Después de una serie de fotografías que hizo en 2009, en las cuales fotografió a sus vecinos de Nueva York, Halaban recibió una invitación por parte de “M”, la sección cultural del periódico francés Le Monde, para ir a París y continuar su trabajo.
La fotógrafa estadounidense va de casa en casa para capturar escenas espontaneas y cotidianas. Un trabajo parecido al de Edward Hopper.
Muchas de las personas que retrata no logran entender lo que hace esta fotógrafa/viajera, algunas han reaccionado en forma negativa, no solamente cuestionan su trabajo y su valor como arte, tambien su legalidad. La ciudad de París es conocida por tener muchas más restricciones de privacidad que cualquier otra ciudad de Estados Unidos. Pero esto no la ha detenido.
Halaban siempre consigue el consentimiento previo de las personas a las cuales planea fotografiar y a sus anfitriones desde su punto de vista. No estaría dispuesta a violar la ley parisina y arriesgar así su trabajo.
Para conseguir estas perfectas e inigualables fotografías ella evita usar los teleobjetivos; cuya aplicación es la de fotografiar objetos lejanos y comprimir la perspectiva en una imagen; en cambio ella utiliza una longitud que se aproxima a la vista de la ventana del observador normal.
El gran objetivo de la fotógrafa es justamente el de acercar a las personas que se encuentran a pocos metros de distancia y que seguramente no tienen idea de lo que pasa en sus vidas.
Aunque no suele gustar a la gente la verdad es que saber que se preocupan por ti acaba gustando, aunque parezca de chafarderos.
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